La baja
autoestima o el bajo autoconcepto nos influye, mucho más allá de aumentar
nuestra probabilidad a sufrir un trastorno depresivo.
Las personas
con baja autoestima no se sientes seguras de sí mimas, por lo que sufren miedo
a expresar sus gustos y opiniones, y terminan pensando que la opinión de los
demás es más válida que la suya o que no es importante y nadie se para a
escuchar su opinión.
Además, cómo
ya explico María del Mar, es difícil quererse a uno mismo y nos hacemos
vulnerables a las críticas de los demás hacia nosotros. Como no creemos que
seamos personas interesantes, terminamos teniendo mayores dificultades para
relacionarnos con los demás, pensando que
no vamos a ser aceptados, y
viviendo las relaciones sociales bajo una alta presión, que al final nos
termina afectando y haciendo que en los encuentros sociales no parezcamos
naturales. Cuesta más expresar los sentimientos, ya que esa presión hace que
pensemos que los demás están por encima de nosotros y, por miedo a una mala
crítica, nos es más difícil enfadarse con los demás.
Siguiendo
con la lista de creencias que conlleva la baja autoestima, entre ellas la de
que valemos menos que los demás, al final tenemos miedo a arriesgarnos, por
miedo a fracasar, y por lo tanto terminamos con menos probabilidad de lograr
las cosas que nos proponemos. Y esto va en contra de otra consecuencia de la
baja autoestima, que es la alta autoexigencia, ya que nunca valoramos nuestros
logras como si fueran de otro y no nos son suficientes.
Todo esto
hace que la baja autoestima nos haga ser más infelices. ¿Merece la pena?
Comentarios
Publicar un comentario