Frustración y autoestima

Esto iba a ser un post muy técnico sobre la frustración y como afecta a nuestra autoestima. Iba a empezar por una definición, características del problema, relación con la autoestima… etc.

Pero, después de borrar tres veces la página, he decidido ser natural.

Todos nos hemos frustrado, todos nos frustramos diariamente con algo.  (También tenemos éxitos todos los días. Pero ese no es el tema de hoy).

Frustrarse lo podíamos definir, prosaicamente, como esforzarse por conseguir algo y no conseguirlo.  Es como intentar hacer una maratón. Sólo hacerla, ni mucho menos nos proponemos ganarla. Y cuando por fín llegamos a la meta, después de todo nuestro esfuerzo, del entrenamiento que llevamos haciendo meses, del madrugar, del dolor en los gemelos… llegamos y ya no hay meta, la han desmontado, no queda nadie… es duro.

Normalmente todo esto se nos complica aún más, ya que sentimos ira, desprecio por nosotros mismos, enfado, tristeza…

Pensamos, “¿No podían haber esperado a que llegásemos todos para desmontar el chiringuito?”, “no tienen consideración”, “¡qué mal educados!”, “¡así no se hacen las cosas!”…

Luego pasamos al “es normal, he tardado mucho”, “no me he esforzado lo suficiente”, “soy inútil”, “todo el entrenamiento echado por la borda”…

Para terminar por “no merezco la pena”, “ni si quiera he conseguido esto”, “da igual lo que me esfuerce, nunca conseguiré nada”, “no le voy a gustar a nadie”, “no merezco la pena”…

No es fácil que las cosas no te salgan bien. Al final terminamos diciéndonos unas cosas horribles que (lo peor) nos las terminamos creyendo.

Y claro, si soy horrible, un desastre y no merezco la pena, da igual lo que me esfuerce, porque nunca lo voy a conseguir. Nos volvemos derrotistas y dejamos de luchar (porque pensamos que da igual).

Parece que cada vez somos más pequeños y que no vamos a crecer nunca más. Parece que, aunque en nuestro interior queremos comernos el mundo, hay algo que nos lo impide y, al final, no nos movemos, y nos hacemos más y más pequeños.

La frustración nos quiere decir que debemos reajustar nuestras expectativas, y que lo que creíamos que era asequible en el primer paso, a lo mejor necesitamos crear escalones previos que nos permitan llegar a nuestro objetivo con más facilidad.


No nos demos por vencido, y escuchemos a la frustración bajo la pregunta: ¿qué me falta? Y ¿Cómo lo puedo conseguir?

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