No
resulta una tarea nada fácil, vendría bien que los niños vinieran con un
manual, pero no es así y partimos de que cada niño al igual que cada adulto es
diferente y tienen necesidades diferentes y propias.
En
las últimas décadas “la familia” ha evolucionado, han evolucionado y crecido
los tipos de familias, las dinámicas entre los miembros y por consecuencia, también han cambiado las relaciones entre padres e hijos.
Dentro
de nuestra experiencia profesional, en RC Psicología acuden familias con
problemas relacionados con la forma en que los padres tienen que “controlar” y
supervisar, responsabilizarse al fin y al cabo de los hijos.
Hay
diferentes modelos con los que uno se puede enfrentar a estas problemáticas:
-
Estilo
autoritario: “Porque lo digo yo y no hay más que hablar”; Contempla una
disciplina severa, un nivel bajo de apoyo y aprobación al niño.
-
Estilo
permisivo: “Lo que tu quieras”; Bajos niveles de control y exigencia por parte
de los padres, aceptación de todos los deseos del niño.
-
Estilo
autorizativo ("democrático"): caracterizado por ser un modelo más equilibrado, control
moderado, castigo cuando es necesario solamente, refuerzo positivo, fomento de
la autonomía del niño, cariño y afecto.
Encontrar
el equilibrio no es nada sencillo pero sí se pueden aprender pautas y técnicas
para que ayuden a ello, logrando así un buen clima en casa, familiar y de
convivencia, educar en un ambiente de afecto respeto y apoyo, para así ayudar a
construir relaciones de apego sanas y sólidas con unas normas, disciplina,
hábitos y estilos familiares funcionales, positivos y saludables.
No
olvidemos que los padres ejercen una gran influencia en el comportamiento de
los hijos, son modelos y referentes para ellos. Esto es importante ya que si queremos
modificar y potenciar comportamientos, tanto de los hijos como de los padres, es posible,
ya lo venimos diciendo de forma habitual en este blog, aquel comportamiento que es aprendido se puede “des-aprender” y podemos adquirir
otros nuevos que nos resulten mejor, además de potenciar e incidir en aquellos que tengan resultados positivos.
Educar(se)
es todo un reto, ¡a por ello!
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