¿Por qué nos gustan las películas de terror?

La naturaleza del miedo es la supervivencia. Si nuestros antepasados no hubieran tenido miedo, seguramente a día de hoy seríamos una especie extinguida por los depredadores naturales como el león o el tigre... etc.

La amígdala
La amígdala interviene en distintas funciones cognitivas: emoción, aprendizaje, memoria, atención... Pero la amígdala tiene una especial importancia en el miedo: la amígdala revisa constantemente toda la información que llega al cerebro en busca de posibles amenazas para aumentar nuestra posibilidad de supervivencia.
Distintos estudios han demostrado que ante fotos de caras con expresión de miedo, o que en sí mismas provoque esta emoción, inician un aumento rápido de la actividad de la amígdala. Esto se produce porque la amígdala es la encargada de recibir las señales potenciales de peligro y, cuando esto ocurre, comienza a desencadenar una serie de reacciones que ayudan a la autoprotección.

El mal de Urbach-Wiethe
Este mal lleva consigo la destrucción de la amígdala, por lo que los sujetos afectados por esta rara enfermedad son incapaces de asociar memoria con emociones negativas y de ahí que los estímulos peligrosos y que les deberían elicitar emociones negativas como el miedo, les resulten irresistiblemente atractivos.
También son incapaces de reconocer emociones negativas en las expresiones faciales de otras personas,como, por ejemplo, la tristeza.


Si cuando nos quitan o se nos destruye la principal estructura cerebral responsable del miedo, los estímulos peligrosos se nos vuelven irresistibles, esto quiere decir que el miedo entraña dos elementos: temor y fascinación, y que es la amígdala la responsable de inclinar la balanza hacia un lado y hacia otro. Y esto es lo que podría explicar por qué al ser humano de hoy en día le encanta todo lo que tenga que ver con el miedo "controlado" como las casas del terror, las películas de miedo... etc.

Pero como siempre decimos, todo en su justa medida.

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